martes, 27 de marzo de 2012

Enamorándonos...honrar la vida.


A ver, cómo explicar lo que me/nos pasa.
Algún que otro colega ( Jacobo Burstin, Marysol Camejo, entre otros)  me ha dicho alguna vez que la Medicina es como una amante infiel y cabrona, que te quita los mejores años, y luego te da una patada en el culo.
Todo es posible.
Y sin embargo.
Sin embargo cuando uno vuelve a leer, se vuelve a sumergir y se vuelve a interesar...se vuelve a enamorar.
Es la razón por la que no he vuelto por aquí.
Aún ahora me resulta increíble el mecanismo por el que al agarrar otra vez los libros, quedas atrapado como en una telaraña que no se termina.
Será que el mejor bestseller somos nosotros mismos.
Seguramente no tenemos consciencia de la perfección infinita de ésta "máquina" que somos.
De cómo se organiza, se coloca todo en su lugar, desde el momento de la concepción el proceso de creaciónn de células, tejidos , organos, el entramado físico, químico, biológico y de retroalimentaciónn se va ajustando.


La perfección con la que se organiza cada cosa en su lugar (que es el lugar perfecto para la función que va a cumplir, y no otro)
De cómo somos capaces, y tal vez merecedores, del poder de recrear ése milagro. Del inmenso privilegio de ése milagro.

Cómo explicar la sorpresa de releer cosas y sentir que tus ojos vuelven al asombro de los cinco años.
Y aprender cosas nuevas que claro, en diez años se han descubierto más cosas nuevas.

Es volver a estar sentado en las cisternas cerebrales, y por algun extraño proceso de transparencia a nuestros lados tenemos los tálamos, los núcleos lenticulares, las cápsulas internas por las que trascurren los cables que harán que la sinapsis arriba se convierta en movimiento en mis dedos.
Las chispas a mis costados, pequeñas lucecitas que son la sensación que recogieron las células de mi nuca al recibir el golpe del juguete que acaba de tirarme mi hijo. Auch.

Salir de aqui y hacer un recorrido por el espacio sináptico, claro que uno tiene que hacerse más pequeño pero éso, es solo pensarlo.
Las bombas de sodio y potasio parecen las puertas del "Saloon" de alguna western espaguetti.  El líquido entre una superficie y la otra es transparente y del color que uno quiera.
Firmemente agarrada del pie del receptor con forma de copa de la serotonina del otro lado de la sinapsis, del otro lado de la acera del Saloon, no es fácil y no te descuides porque el chispazo que requiere abrir las puertecitas, si lo recibes te deja KO un buen rato.

O tal vez para cambiar de aires flotar un rato en el sistema túbulo colector de una nefrona y repasar el filtrado glomerular (también con cuidado, porque amén del tremendo mareo que está casi garantizado, uno corre el riesgo de terminar en la taza del vater, desde donde San Google le dirigirá directamente a alguna página con contenido comercial).

Un recorrido algo menos glamouroso en el estomago e intestino delgado, (tranquilos, que me paso a Vascular y me subo a alguna ilíaca a la altura del divertículo de Meckel, por las dudas...)
Con algún traje especial cosa de no resultar disueltos en ésa mucosa mullida y aterciopelada, donde con una lupa recordaremos fácilmente  quienes generaban el ácido, y quienes la pepsina (vamos, aquello de que lo Principal, es una Pepsi...)
Y si no estamos lo suficientemente mareados todavía, podemos probar dejarnos caer por la cava inferior y "seguirle la corriente"... ahí hay baile garantizado!! 

Es la razón por la cual es imposible aprender Medicina de memoria.

Es más fácil ir viéndolo todo, viviéndolo todo, lo normal y lo fisiológico, los mecanismos de generación del daño y sus consecuencias, : lo fisiopatológico y la enfermedad. 
Visualizar la estructura, el proceso, ver venir el daño, ver lo que nos hacemos, ver la "falla de fábrica" cuando existe.
Claro que todo tiene su contraparte.
Y también es fácil sin querer hacerse daño en el proceso...ésos viajes hay que hacerlos en un cuerpo completamente hipotético, neutro, inventado.
Y con cuidado de no proyectar, de no mezclar.

No, no.
No estoy fumeta.

No me he metido nada, ni siquiera café, en ésta mañana en la que mi hijo pequeño se ha dormido por fin, luego de tenerme toda la noche a despertares cronometrados cada 45 minutos.

Es que no se me ocurre una manera de definir brillantemente el cómo empecé a estudiar a regañadientes, y ahora a regañadientes suelto los libros y me cuesta asumir el día libre.
Cómo es prácticamente imposible en estos viajes, concentrarse en métodos y horarios cuando todo lo de ése interior complejísimo te bombardea.

Y cómo es imposible dejar de sorprenderse con el hecho de que, si bien la naturaleza comete errores, (algunos, verdaderas burradas, porque al fin y al cabo todos tenemos días malos) la perfección de la "maquinaria" que "somos" sólo podría explicarse por la existencia de "algo" más alla de nosotros.
¿Dios? Sí, podría ser una manera de aproximarnos a la creencia de la existencia de un dios. O Diosa. O dioses, muchos. Tal vez sería más lógico.  O lo que sea.

Tampoco seamos ajenos al asombro de que, si bien nos empeñamos durante 80 o más años en descuidarnos, faltarnos el respeto, asumir actitudes peligrosas y enfrentarnos a bichos potencialmente mortales  (todavía no me enrolé en el ejército de la Inmunología, luego les cuento...) nuestro ecosistema propio se empeña en defendernos haciendo acopio de recursos inimaginables por nosotros.

Comemos cualquier cosa ajena a nosotros, metemos sustancias tóxicas a traves de boca, pulmones, poros,  ojos y oídos... nos precipitamos de cientos de miles de metros, nos sumergimos hasta varias atmósferas de presión, soportamos temperaturas irrisorias.
Nos dedicamos fanática y "profesional" mente a actividades repetitivas y competitivas desgastantes, para las cuales nuestro sistemaclaramente NO está diseñado...
Nos colocamos frente, encima o dentro de vehículos en marcha que pesan una tonelada y media y nos estampamos. 
Sin perjuicio de los químicos extra que podamos tener circulando en las venas.
Y en vez de autodestruirnos, ésta maquinaria infinitamente genial encuentra la manera de hacernos perdurar, persistir, sobrevivir.

Cómo definir más simplemente el porqué no tengo tiempo ( o no lo encuentro) de volver a escribir aquí todos los días.
Estoy nuevamente enamorada, como a los 18 años cuando por primera vez intenté la inútil tarea de conocer.

Inútil porque no existe "especialista" ni subespecialista capaz de asegurar que lo conoce todo acerca de la tripa que decidió estudiar...si conserva un mínimo de contacto con la realidad claro.

Y a todo ésto, sumarle lo que nos encontramos fuera de nosotros...y el daño que venimos haciendo durante generaciones, a todo lo que nos rodea y nos da soporte y manutencion. A otros como nosotros.
Cómo podemos considerarnos con ése derecho.
No sé como no terminamos todos locos.
Tal vez lo estamos todos, un poco o más que un poco.

Y me surge junto con la Negra Sosa, la pregunta de si realmente somos conscientes de que estamos vivos y todo lo que implica permanecer y transcurrir.
¿Somos conscientes de nuestro privilegio, nos merecemos éste privilegio de estar vivos?

Pobre Negra...te has de sentir rara en un post como éste...seguro no entendés nada. O probablemente sí. 








3 comentarios:

  1. Hago mías estas palabras, porque me han parecido muy sabias.

    "Será que el mejor bestseller somos nosotros mismos.
    Seguramente no tenemos consciencia de la perfección infinita de ésta "máquina" que somos.

    … la pregunta de si realmente somos conscientes de que estamos vivos y todo lo que implica permanecer y transcurrir.
    ¿Somos conscientes de nuestro privilegio…?"

    Me alegra ver de tu alegría y de tu interés con los estudios. Ya que haces el esfuerzo ¡disfrútalo!

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  2. Hermoso post. No hay mucho más que decir. ánimo!

    ResponderEliminar
  3. Gracias chicas por volver por aquí... yo como veis con la cabeza centrada y dispersa a la vez trato de aprovechar el subidón de la endorfina del entusiasmo.
    Un beso.

    ResponderEliminar

Al estilo Cara-Libro: ¿Qué estás pensando en éste momento?